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Drones, frontera y polémica: lo que se sabe (y lo que no) sobre Venezuela y la violencia en Colombia

  • cauca10cauca
  • 13 ago
  • 2 Min. de lectura

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En medio del repunte de ataques con drones en Colombia, la senadora María Fernanda Cabal acusó a Venezuela de albergar una “fábrica de drones para asesinar militares y civiles colombianos” y rechazó la propuesta de una “zona binacional” entre los gobiernos de Nicolás Maduro y Gustavo Petro.


Hechos:

  1. Escalada de ataques con drones en Colombia. En 2025, Ejército, medios y organismos humanitarios han documentado un aumento notable de agresiones con UAV en Cauca y Catatumbo, con víctimas civiles y militares.

  2. Capacidades técnicas reportadas. Investigaciones periodísticas recientes describen drones con visión nocturna y fibra óptica en manos de ELN y disidencias. Autoridades militares también han reconocido el uso creciente de UAV por parte de actores estatales y no estatales.

  3. Cooperación Venezuela–Irán en UAV. Hay registros de suministro/ensamblaje de tecnologías iraníes (Mohajer) en Venezuela y reportes sobre la presencia del Mohajer-6 en ese país; análisis académicos ubican a Caracas como socio relevante de Teherán en 2022–2024.

  4. La acusación de una “fábrica para atacar Colombia”. La frase que Cabal dijo en su entrevista en La Hora de la Verdad. Hasta ahora, no hay corroboración pública independiente que pruebe una planta con ese objetivo específico.

  5. Controversia por la “zona/pacto binacional”. La propuesta ha sido cuestionada por sectores de oposición que alertan sobre riesgos de seguridad; el alcance real del acuerdo sigue en discusión.

  6. Alianzas con Rusia y China. Venezuela ha estrechado cooperación con Moscú y Pekín en energía, tecnología y defensa en 2024–2025.


La discusión sobre la frontera Colombo–Venezolana exige datos fríos en un entorno políticamente caliente. Es innegable que los drones cambiaron el campo de batalla en Colombia y que Venezuela, con apoyo iraní, ha desarrollado capacidades en UAV. Pero de ahí a asegurar que existe una fábrica dedicada a “asesinar colombianos” hay un salto que requiere pruebas y, de existir, acciones diplomáticas y judiciales inmediatas.


El “pacto binacional” solo tendría sentido si fortalece control fronterizo, intercambio de inteligencia y judicialización; de lo contrario, podría convertirse en un paraguas retórico para viejos problemas: presencia del ELN, economías ilegales y santuarios de impunidad. La política debe dejar de hablar sobre la frontera y empezar a gobernarla: radarización, control del espectro, sistemas antidrones, cooperación internacional y, sobre todo, protección efectiva de comunidades que hoy son las primeras víctimas de esta guerra de baja altura.


13 de Agosto 2025

 
 
 

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