Cuando la política se viste de respeto: Maria Fernanda Cabal y el adiós a Miguel Uribe

La noticia del fallecimiento de Miguel Uribe Turbay ha golpeado con fuerza a la política colombiana. A sus 38 años, y tras una lucha de dos meses contra una enfermedad, se apaga la voz de un dirigente que, más allá de las diferencias ideológicas, supo ganarse el respeto por su coherencia y vocación de servicio.

Entre las múltiples reacciones, la de la senadora y también precandidata presidencial María Fernanda Cabal resonó con especial claridad. En un mensaje que combinó afecto y reconocimiento, Cabal lo describió como “un hombre íntegro, con todas las capacidades y el compromiso para ayudar a construir un mejor país”. Pero sus palabras no quedaron ancladas en el homenaje; las transformó en un llamado a la acción. “Su ejemplo será motor para reconstruir esta nación”, afirmó, dejando entrever que la pérdida de Uribe no debe convertirse únicamente en nostalgia, sino en una motivación para enfrentar los desafíos actuales con determinación. En un momento en que la política parece dominada por la improvisación y la polarización, el énfasis de Cabal en la integridad y el compromiso cobra una fuerza inusual.

Más allá de las coincidencias o diferencias que cada ciudadano pueda tener con ella, lo cierto es que este gesto revela algo que escasea en la esfera pública: la capacidad de reconocer el valor de un adversario o aliado sin caer en el cálculo político inmediato. Esa disposición a honrar la integridad, sin importar el costo, es un recordatorio de que el liderazgo no solo se ejerce desde el cargo, sino también desde la coherencia y la altura moral.

Miguel Uribe Turbay ya no está, pero su huella queda. Y en ese vacío, voces como la de María Fernanda Cabal insisten en que Colombia necesita líderes con carácter, visión y principios. Porque al final, no se trata de cuántos discursos se pronuncian, sino de cuántos de ellos son capaces de inspirar a actuar con honor.

12 de Agosto 2025