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Cabal la generala de Uribe

  • cauca10cauca
  • 8 ago
  • 2 Min. de lectura


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En la política colombiana hay personajes que dividen, incomodan o inspiran. María Fernanda Cabal es una mezcla de las tres. Apodada como “La Generala de Uribe”, su estilo frontal, sin concesiones y cargado de autoridad, la ha convertido en una de las voces más visibles y polémicas de la derecha en los últimos años.

Cabal ha defendido, sin titubeos, las banderas de la Seguridad Democrática, el fortalecimiento de la Fuerza Pública y la mano firme frente a los grupos armados ilegales. Lo hace con la misma convicción con la que, en el Senado, ha impulsado proyectos de ley para blindar la justicia, apoyar el emprendimiento y proteger a las víctimas. Y lo dice sin rodeos: si llega a la presidencia, su primera orden será copar los territorios hoy controlados por criminales.

En tiempos en los que el discurso político parece diluirse entre eufemismos, Cabal habla con nombres propios y diagnósticos duros. Para sus críticos, es una figura inflexible; para sus seguidores, es la líder que no se arrodilla ante la presión de la moda ideológica ni del discurso políticamente correcto.

Pero más allá de simpatías o rechazos, hay una realidad innegable: el país vive uno de los momentos más complejos de las últimas décadas. El Cauca, por ejemplo, es un espejo de esa tensión: violencia, economías ilegales, abandono estatal y comunidades atrapadas entre actores armados. Allí, un liderazgo que combine autoridad, presencia y capacidad de gestión no es solo deseable, es urgente.

Y es en este contexto donde la pregunta cobra fuerza: ¿está Colombia preparada para tener una mujer presidenta? La respuesta, al menos en el caso de Cabal, parece más vinculada a su carácter que a su género. El país y regiones como el Cauca no claman por una presidenta solo por ser mujer, sino por una dirigente capaz de devolver la autoridad y el orden.

En la historia política reciente, ninguna mujer de la derecha había logrado consolidar un proyecto presidencial con tanto peso propio y con una base electoral tan sólida. Si “La Generala de Uribe” logra convertir su discurso en una propuesta aterrizada, el 2026 podría ser el año en el que el país pase de preguntar si está listo para una mujer presidenta, a preguntarse por qué no lo estuvo antes.


8 de Agosto 2025

 
 
 

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