“El liderazgo de una mujer llamada a rescatar la República”
- cauca10cauca
- 2 sept
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Actualizado: 8 sept
María Fernanda Cabal ha construido una trayectoria política que trasciende la coyuntura y se sostiene en la coherencia de principios. Su carrera pública, que supera ya más de una década, refleja un compromiso férreo con la democracia, el Estado de derecho y la defensa de las libertades individuales. No ha limitado su acción a la denuncia, sino que ha consolidado una práctica constante de control político, sustentada en centenares de derechos de petición, tutelas, investigaciones y acciones judiciales que han puesto en evidencia prácticas de corrupción, despilfarro y arbitrariedad en el manejo del Estado.
Esa persistencia, que muchos describen como una voz incómoda para los poderes establecidos, no es otra cosa que la consecuencia de su convicción de que las instituciones deben responder al ciudadano y no al capricho del gobernante de turno. Cabal ha demostrado que el liderazgo político no se mide en discursos vacíos ni en popularidad efímera, sino en la capacidad de ejercer control, exigir transparencia y plantear alternativas con argumentos sólidos y documentación verificable.
Su paso por el sector privado y por espacios de pensamiento estratégico fortaleció una visión integral del país, donde la libertad económica, la seguridad jurídica y el respeto a las reglas del juego democrático son condiciones esenciales para el progreso. Esa experiencia le ha permitido enfrentar con claridad los discursos populistas y autoritarios que suelen disfrazarse de soluciones rápidas, pero que terminan minando las bases mismas de la institucionalidad.
Pensar en María Fernanda Cabal como la primera mujer presidente de Colombia no es un ejercicio de futurismo, sino una proyección natural de un liderazgo que ya ha demostrado eficacia y firmeza. Su estilo, directo y sin concesiones, marca un contraste frente a la ambigüedad política que tantas veces ha debilitado la acción de gobierno en el país. Una presidencia bajo su liderazgo representaría el rescate de la institucionalidad, el freno al abuso del poder y la reivindicación del principio de que la política es, ante todo, un servicio a la nación.
En un escenario donde la incertidumbre y la polarización parecen dominar el panorama, la figura de Cabal aparece como una posibilidad real de devolverle a Colombia la confianza en sí misma. Más allá de las etiquetas ideológicas, lo que proyecta es la convicción de que la defensa de la libertad, la justicia y la transparencia no son consignas, sino deberes irrenunciables. Su llegada a la presidencia sería, sin duda, la confirmación de que el país puede abrir una nueva etapa de gobierno donde el liderazgo femenino encarne la firmeza necesaria para enfrentar los desafíos más complejos y, al mismo tiempo, la sensibilidad para reconectar a la ciudadanía con la esperanza.
2 de Septiembre 2025






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